07 julio 2007

El cerebro femenino (2006). Louann Brizendine


El cerebro femenino es singular. La psiquiatra Louann Brizendine ha revolucionado a la conservadora sociedad estadounidense con este trabajo divulgativo, en el que analiza los últimos avances en neurología, que dictaminan sin lugar a dudas que hombres y mujeres no sólo somos distintos biológicamente, sino sobre todo en nuestro cerebro. No es una obra brillante literariamente hablando, pero sí me ha resultado entretenida y útil. Me sorprendí entendiendo algunas actitudes que nunca me había parado a cuestionarme. Por ejemplo, con mi pareja. Yo hablo mucho y él escucha aparentemente atento (je je) aunque a veces sin mirarme. Así que cuando sucede esto me callo, pensando que no me está prestando atención. Entonces suele decir, "sigue, ¿por qué te callas?", y yo le explico que si no me mira pienso que no me escucha, algo que él no comprende. Resulta que es inherente al cerebro femenino, precisamos el contacto visual, sino la comunicación nos resulta incompleta. Los hombres, sin embargo, al tener menos capacidad para interpretar gestos o expresiones, no precisan del mismo modo ese contacto visual. Curioso, ¿verdad? Hay muchas otras curiosidades en esta obra divulgativa, aunque no me ha parecido tan revolucionaria como a los yanquis. Lo que sí me ha parecido interesantísimo es todo el análisis que hace del papel de las hormonas en el cerebro femenino, documentadísimo y muy revelador. Me he sentido un poco menos loca.

Biografía de la autora: Louann Brizendine es doctora en Medicina por Yale y licenciada en Neurobiología por Berkeley. Ha sido profesora en Harvard y en California. En 1994 fundó la Women's and Teen Girl's Mood and Hormone Clinic, un centro dedicado a asesorar y tratar a mujers con alteraciones en el humor, la capacidad de concentración y la energía.

17 opiniones:

tootels

vi la entrevista de redes del Punset.. puede ser??
NUNCA MAIS

Lucía

Parece muy interesante, intentaré leerlo. Un abrazo.

Desesperada

tootels, el de punset se titula "El alma está en el cerebro", lo leeré en breve, ya os contaré!

lucía, seguro que te gusta, cuenta cosas muy curiosas sobre cómo nos comportamos las mujeres. bicos.

Viguetana

Me parece haber leído una entrevista que se publicó en alguna de estas revistas dominicales que da la prensa... Y sí, realmente me llamó la atención por lo mismo que a ti: me dije "¡¿Vaya, entonces no estoy chalá perdida!?". :-P

Desesperada

exacto, no estamos locas! ja ja ja

Anónimo

Pues, no, no estamos locas ... ni tampoco me sorprende que les haya hecho tanta mella a los americanos. Ya sabemos cómo son. Llegar, llegan a la Luna pero creo que siguen llevándose el peluche con ellos.

El detective amaestrado

Encontrar opiniones acertadas sobre libros y autores no es tarea fácil en estas redes...Enhorabuena por ello
(Que bonitas librerías tienes allí, la Cervantes, la Casa del Libro y, mi librería preferida de siempre, Michelena, en Pontevedra...)

Desesperada

gracias detective, un placer recibirle. lamento contarle que la cervantes cerró!

Anónimo

suena interesante el libro aunque creo que este tipo de lecturas hay que tomárselas con cierta relatividad (lo que no significa que una tenga que volver a pensar que estaba loca ;) ).

no soy experto en sicología; si acaso, de refilón de sociología. y los ejemplos que me comentas creo que podrían interpretarse también sociológicamente. la mujer en nuestra sociedad ha necesitado de la aprobación del hombre para la mayoría de sus decisiones hasta hace bien poquito. por eso, por ejemplo, el habla del hombre suele ser más imperativa mientras que la mujer suele intentar el consenso. y quizá por eso también la mujer busca el contacto visual. son generalizaciones, pero sólo las quiero como ejemplo de que no son lo mismo el comportamiento sicológico y la configuración del cerebro.

no sé si el libro ofrece comparativas del comportamiento en sociedades diferentes...

en todo caso y como ya he dicho, suena muy interesante. a ver si consigo hacerme con él.

gracias por la reseña!

Anónimo

hola paul! seguramente tengas toda la razón, aunque la autora intenta demostrar que el cerebro femenino tiene una parte mayor que el masculino dedicado a las relaciones, a la empatía, etc. como dije en el comentario, no me ha parecido tan revolucionario como a los yanquis... de hecho ahora estoy leyendo "el alma está en el cerebro", de punset, y me está pareciendo más interesante que este. bicos y gracias por pasarte!

Anónimo

¿adónde se abre la ! que termina en pasarte?

Anónimo

ah, ¿ y la de "hola paul!" ?

Anónimo

¡y lo dice quien no sabe escribir ortogafía con su hermosa tilde!

Anónimo

pues la ponemos y listo, pero esto no quita tus garrafales errores, no quieras eludirlos ;)

Anónimo

mira guap@, yo no cometo "garrafales" errores escribiendo, eso más bien tú, que antes te hacías llamar ORTOGRAFIA y ahora ORTOGRAFÍ A, es el colmo, no sabes ni escribir tu nombre.

saludos y vete a cazar blogs con faltas de ortografía de verdad, que los hay a patadas...

los trolls, aquí, no nos gustan.

Anónimo

que ganas de no asumir tus errores, lo puse así para que te dieras cuenta de la í acentuada ;) y no es Ortograf ía es:

Ortograf í a

te gusta discutir, que decepción, eres simulacro nada más. adiós.

banderas

Después de una troll un tanto "marisabidilla" me pido la palabra.

Quisiera comentar que leí hace cosa de un año un libro que me resultó divertido y fácil de leer, además de aportarme una visión más que interesante sobre éste mismo tema, pero no exclusivamente centrado en las féminas, sino comparando las diferencias entre ambos sexos. Su título (claramente comercial) es "Por qué los Hombres no escuchan y las Mujeres no entienden los mapas" y está escrito por un matrimonio(Allan y Barbara Pease) experto en este tipo de aportaciones "recopilatorias" de información (que no es que tengan mucho de original, pero sí facilitan información más o menos científica a gentes que, como yo, son incapaces de meterse una tésis doctoral sobre neuropsiquiatría entre pecho y espalda).

Para pasar un rato "delicioso" si uno es capaz de asumir ciertos aspectos de su propio sexo sin tomárselos "a la brava". Ideal para la playa... por ejemplo.